Rutina de cuidado de la piel por la mañana y por la noche: descubre los pasos a seguir

El cuidado de uno mismo puede adoptar muchas formas: a algunas personas les gusta dar paseos por la naturaleza y hacer ejercicio, a otras les gusta regalarse algo bonito, otras prefieren sumergirse en la lectura de una novela, y otras eligen dedicar tiempo a cuidar la piel de su propio rostro.

La rutina de cuidado de la piel del rostro es, en efecto, una práctica con la que cada vez más personas se han familiarizado en los últimos tiempos. Cuidar la piel de la cara mediante pasos y etapas, utilizando productos específicos, puede ser un momento de relajación y una oportunidad para ralentizar el ritmo de nuestros agitados días. En Sendo, el cuidado de la piel también es importante para nosotros: nos preocupamos por el bienestar de la piel de todo el cuerpo y la cuidamos cada día.

detergente viso

La enorme cantidad de información y productos disponibles en el mercado puede resultar a veces confusa y dar lugar a una serie de dudas: "¿cuál es el mejor producto para mi piel? ¿Cuántos productos debo utilizar? ¿Con qué frecuencia y en qué orden? ¿La rutina de cuidado de la piel por la mañana es diferente de la rutina de cuidado de la piel por la noche?"

Para aclarar este mar de información, empecemos por lo básico: ¿para qué sirve una rutina de cuidado de la piel y cuáles son los pasos correctos para realizarla?

La rutina de cuidado de la piel tiene el propósito que le damos: puede ser mejorar el aspecto general de nuestra piel, o intervenir sobre un aspecto concreto como el acné, las rojeces, la sequedad excesiva o los primeros signos de envejecimiento.

Primer paso: limpieza

El primer paso de una rutina de cuidado de la piel adecuada es siempre el mismo: la limpieza. ¿En qué consiste? Consiste en eliminar los restos de maquillaje, las impurezas, el polvo, la contaminación y el exceso de sebo de nuestra piel, preparándola para el siguiente paso.

Si la piel no está completamente libre de impurezas, los tratamientos posteriores para el cuidado de la piel no funcionan tan bien como deberían, se pueden formar imperfecciones con el tiempo y, en general, falla el propio principio de la rutina de cuidado de la piel: cada uno de los pasos individuales es crucial para el resultado final.

De ahí la pregunta: ¿cómo hacer una buena limpieza? Eligiendo el producto adecuado para nosotros. Si nuestra piel es seca o sensible, una leche limpiadora suave será una sabia elección. Si nuestra piel es grasa y propensa a desarrollar manchas, un limpiador ligeramente espumoso pero suave limpiará eficazmente la piel y la dejará libre de impurezas a la vez que la mantendrá hidratada.

¿En qué consiste? Es importante elegir limpiadores eficaces y no agresivos que dejen la piel limpia respetando su barrera hidrolipídica.

Mañana y noche: ¿qué cambia?

La rutina de cuidado de la piel de la mañana no siempre será idéntica a la de la noche. Si para el día es suficiente una limpieza rápida, para la noche, después de haber pasado todo el día en la ciudad maquillada o con protección solar, se recomienda una doble limpieza: consiste en una limpieza en dos pasos, que suele realizarse con dos productos diferentes, el primero para retirar el maquillaje y la protección solar, el segundo para eliminar todos los residuos y posibles impurezas y limpiar la piel.

Segundo paso: la hidratación

crema idratante

Después de la limpieza, es el momento de la hidratación. En esta fase aplicamos los productos sin aclarado de nuestra elección, en función del objetivo que nos hayamos marcado inicialmente.

¿En qué orden? Seguimos la consistencia del producto: empezamos con el que tiene la consistencia más acuosa y terminamos con el más espeso y cremoso.

Por ello, se deben aplicar primero las esencias y los sueros, seguidos de las lociones, los geles y las cremas.

¿Y los aceites faciales? Son ideales para incluirlos en tu rutina de cuidado de la piel por la noche para obtener un impulso nutritivo; ya sea como paso final para completar tu rutina de cuidado de la piel, o para mezclarlos con tu crema facial para combinar los beneficios de los dos cosméticos.

Recuerda que el paso de la hidratación también es muy importante para las pieles grasas: el secreto está en elegir texturas más ligeras, tipo gel, frente a las más ricas o cremosas, que son más adecuadas para las pieles secas o maduras.

Mañana y noche: ¿qué cambia?

Para la rutina de cuidado de la piel de la mañana, preferiremos las texturas más ligeras y de fácil absorción, mientras que, para la rutina de cuidado de la piel de la noche, podemos permitirnos tratamientos más nutritivos y ricos, como los aceites faciales, que serán absorbidos por la piel durante la noche.

Tercer paso: protección

Después de la hidratación, y antes de salir de casa, es el momento de proteger la piel de las radiaciones UVA y UVB con un protector solar. No se trata sólo de una medida cosmética: numerosos estudios científicos y médicos han establecido que los rayos UV son perjudiciales para la piel, y recomiendan exponerse a ellos utilizando una protección solar adecuada. Esto se aplica no sólo a la playa, sino también a la ciudad. Los sombreros de ala ancha, las gafas de sol y la ropa oscura son buenas formas de protegerse de los rayos UV del sol, pero para obtener una protección más alta y de amplio espectro debes usar una crema con un factor de protección solar de al menos 30. Hoy en día existen muchas versiones diferentes, en todas las gamas de precios: cremas con color, texturas fluidas, geles transparentes y ligeros, cada uno encontrará el protector solar que más se adapte a sus necesidades.

Esta era una guía con los pasos básicos para construir tu rutina de cuidado de la piel, tanto para la mañana como para la noche: ¡ya tienes todo lo que necesitas para empezar a cuidar la piel de tu rostro!

 

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